No pocos siguen preocupados por los posibles daños medioambientales al suelo, atmósfera y a la bahía. Pero ese punto del saneamiento ambiental ha sido de los más rigurosos antes de realizar cualquier acción en las áreas.
Del tanque 51 quedan pocos vestigios de su monumental estructura metálica. Tras la extracción de la mayoría del coque de su interior se procedió a cortar con la cizalla las gruesas planchas del piso.
“Mucho hollín y calor”, nos dice Lázaro Zulueta Hernández, quien ha extraído decenas de metros cúbicos de coque hacia el exterior del 51.
“Había en algunos lugares más de un metro de altura del petróleo carbonizado, pero ya casi tenemos limpio este primer tanque”, nos cuenta el operador de cargador frontal, quien lleva más de 15 días ininterrumpidos trabajando en la base.
“Hemos trabajado en lo que haga falta, primero extrayendo escombros, chatarra y ahora sacando el carbón del tanque 51”, continúa este hombre que labora en la Empresa de Materias Primas de La Habana.
Decenas de camiones y equipos pesados no se detienen. Así de intenso es el día a día en la base de supertanqueros.
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